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Convencido de la posibilidad de hacer coincidir al tango y la ópera, el reconocido tenor italiano Fabio Armiliato encabezó el jueves a la noche la primera de dos puestas de “CanTango” en el porteño Teatro Maipo y ofreció un espectáculo sólido y atractivo que mereció la gratitud del público.

Dueño de una de las más aclamadas voces de la lírica mundial y por ello merecedor de ser considerado uno de los herederos de Luciano Pavarotti, el artista, de 60 años, asumió con convicción la aventura de generar el encuentro de dos estilos musicales.

Desde el riesgo que supone un cruce que puede dar un resultado híbrido y apelando en igual medida a su oficio lírico y a un aplomado saber tanguero, Armiliato trajo a Buenos Aires un cuidado show que se erigió como tributo a Tito Schipa y Carlos Gardel.

Para el homenaje ideado por el propio Armiliato y sostenido en imágenes que funcionaron como telón de fondo del escenario, recurrió a un eficaz sexteto dirigido por el notable pianista siciliano Fabrizio Mocata, a los relatos de Natalia Bolani y a las danzas y coreografías de Los Guardiola.

Con ese bagaje y con esos aportes, el tenor sacó a relucir el dramatismo de su imponente interpretación puesta al servicio de generar una zona de posible diálogo entre la ópera y el tango.

Y el resultado fue un atractivo viaje que, como lo presentó Bolani (autodefinida como “el alma del tango” dentro del esquema propuesto) permitió “redefinir las raíces del bel canto”.

En una estructura con abundante información histórica pero a la que el peso de las interpretaciones le borraron cualquier atisbo didáctico, hubo 90 minutos de un espectáculo capaz de atrapar desde diferentes tópicos.

Como le había anticipado el intérprete italiano durante un reportaje a Télam, “el espectáculo habla de la unión entre los pueblos y de la riqueza que proviene de compartir cuando hay respeto mutuo”.

La velada comenzó a las 20.50 con una interpretación de “La cumparsita” bailada por la pareja de mimos y danzarines Los Guardiola.

Pero enseguida, Armiliato (traje marrón y sombrero blanco) ocupó el centro de la escena para expresivas visitas a “Melodía de arrabal”, “Arrabal amargo”, “El gaucho” (un tango de Schipa) y “Mi Buenos Aires querido”, en una versión que arrancó el primer gran estallido de la audiencia.

Si el lirismo de Armiliato subrayando la temática de las obras podía desviar el foco en relación al estilo musical, el estupendo y sabio pulso pianístico de Mocata equilibraba las acciones.

Para ello, además, el director musical se valió de un certero conjunto integrado por los bandoneonistas Simone Tolomeo y Vicente Perrone, los violinistas Javier Weintraub y Ramiro Miranda y el contrabajista Pacha Mendes, quienes ejecutaron con igual prestancia algunos pasajes instrumentales.

Después de “Tomo y obligo” en una recreación casi teatral y de otro tango de Schipa (“Ojos lindos y mentirosos”), salió a escena el único invitado de la noche: el vocalista Marcelo Boccanera.

Todo de negro salvo por la corbata y el pañuelo rojo, el trovador encaró a dúo con el piano de Mocata una versión de “Los mareados” que ratificó la poderosa naturalidad con que Boccanera transita su presente tanguero y cómo maneja esa grafía sugerida pero no escrita que puebla la interpretación de silencios, puntos y comas.

El retorno del tenor con “Volvió una noche” prologó un momento de gran emotividad cuando Fabio recordó a su mujer durante 16 años, la soprano Daniela Dessi fallecida en agosto último, con una visita a “El día que me quieras” que incluyó fragmentos grabados con la voz de la cantante y que motivó otra larga ovación.

El recorrido con historias y apuntes sobre la vida y la obra de Gardel, Schipa y Armiliato, no pasó por alto el paso cinematográfico del tenor por el filme “A Roma con amor” que el estadounidense Woody Allen rodó, en medio de su saga europea, en la capital italiana en 2012.

Ya ataviado con un traje blanco, Armiliato entonó con prestancia “Silencio”, “Volver”, “Lejana tierra mía” y sumó otra mención especial, en este caso, a Rodolfo Zanni (Buenos Aires 1901-1927), con “Desaparecido en Do mayor”.

También de autoría de la dupla Armiliato-Mocata, se escuchó “Tango cantor”, una pieza inspirada en la ópera “Otello” con música de Giuseppe Verdi.

Pero hacia el final y también como bis, el programa regaló la reunión de todos los artistas y el dueto Armiliato-Boccanera en la magnífica interpretación de “Por una cabeza” en una comunión de alto vuelo.

La segunda noche de “CanTango” en el Maipo (Esmeralda 449) será este sábado desde las 20.30 y, luego, la propuesta cruzará el Río de la Plata para el lunes 14 ofrecer una función con entrada libre y gratuita en sala Zitarrosa de Montevideo.

Por Sergio Arboleya

http://www.telam.com.ar/notas/201611/170069-el-tango-y-la-opera-reunidos-en-la-voz-de-fabio-armiliato.html

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